Claudia Masferrer conversa con Dolores París (El Colegio de la Frontera Norte) sobre la diversificación de la población migrante en la frontera por su origen nacional y los factores de su movilidad.
En los últimos diez años se ha observado, en la frontera norte de México, un cambio en la población migrante que habita temporalmente en los albergues. Mientras que antes se trataba en su mayoría de migrantes mexicanos en tránsito o deportados de Estados Unidos, en la actualidad se trata de solicitantes de asilo. Miranda y Silva Hernández lo han denominado “el giro del asilo”, esto se debe, por un lado, al crecimiento sin precedentes de las migraciones forzadas y, por el otro, a políticas de asilo cada vez más restrictivas.
El tema del asilo empezó a cobrar relevancia en la frontera durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, con el inicio del combate frontal contra las organizaciones traficantes de drogas. Las solicitudes de asilo de mexicanos en Estados Unidos se quintuplicaron durante ese sexenio.
En 2016 arribaron a Baja California cerca de 18,000 migrantes provenientes en su gran mayoría de Haití con intención de pedir permisos humanitarios en Estados Unidos. Las autoridades de los puertos de entrada de California los recibían a cuenta gotas, lo que provocó un “cuello de botella”. Decenas de iglesias, comedores y centros de rehabilitación abrieron sus puertas para alojar a esta población que se quedó durante meses en espera de poder cruzar la frontera. En noviembre de ese año, Donald Trump ganó las elecciones con un discurso antiinmigrante y nativista. Cerca de 3,500 personas haitianas se quedaron a vivir en Baja California, la mayoría permaneció en Tijuana y algunos se asentaron en Mexicali.
Durante el gobierno de Trump, el metering se generalizó a todos los puertos de entrada, lo que provocó tiempos de espera cada vez más prolongados de personas originarias principalmente de América Latina y de forma creciente de otros continentes. Además, se impusieron políticas que implicaban la devolución a México de solicitantes de asilo, para que esperaran durante meses o años en este país a que se resolvieran sus casos en las cortes de inmigración de Estados Unidos.
Desde entonces, diversas políticas obligan a los solicitantes de asilo a esperar en México durante tiempos cada vez más prolongados, al tiempo que se diversifican las características sociodemográficas y el origen nacional de los migrantes. Durante una larga espera en ciudades de la frontera norte, a pesar del dinamismo de los mercados laborales, las posibilidades de inserción laboral y residencial se ven limitadas, debido a la deficiencia de las políticas públicas de integración y a las resistencias del gobierno mexicano a proveer documentación migratoria y permisos de trabajo. Así, las personas carecen de condición migratoria en México, tienen trabajos precarios y rara vez acceden a vivienda digna. A diferencia de flujos migratorios previos, la población con necesidades de protección internacional se compone en su mayoría de mujeres y niños, niñas y adolescentes (NNA). Esto genera requerimientos de atención diferentes; no solamente deben reforzarse los procesos legales para la inserción laboral, sino también las acciones para facilitar la inserción escolar de los NNA, los sistemas de cuidado, los servicios de salud, entre otros.
Contreras, C., M. D. París y L. Velasco (coords.). Caravanas migrantes y desplazamientos colectivos en la frontera México-Estados Unidos. El Colegio de la Frontera Norte.
Miranda, B., y A. Silva Hernández (2022). “Gestión desbordada: solicitudes de asilo en Estados Unidos y los mecanismos de espera allende sus fronteras”, Migraciones Internacionales, vol. 13, art. 4.
Odgers, O. (2024). “La era del atrapamiento migratorio: la migración africana hacia la frontera norte de México”, Cuadernos Intercambio sobre Centroamérica y el Caribe, vol. 21 (1).
París, M. D. (2022). “Externalización de las fronteras y bloqueo de los solicitantes de asilo en el norte de México”, REMHU – Revista Interdisciplinar da Mobilidade Humana.
París, M. D. y V. Montes (2021). “Hostility, Humanitarianism, and Radical Solidarity with Migrants in Tijuana, Mexico”, Migrant Protection and the City in the Americas. Laurent Faret and Hilary Sanders (eds.). Springer Press.
María Dolores París Pombo es investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) y es especialista en el estudio de las migraciones internacionales y los derechos humanos. Estudió el Doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios Políticos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, México). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel III. Su libro Violencias y migraciones centroamericanas en México (El Colef, 2017) recibió el Premio Iberoamericano Book Award de Latin American Studies Association (LASA) en 2019.